Mucho se ha dicho
respecto al tema de cómo la mujer aborda el compromiso paterno en la crianza de
los niños. Generalmente, en nuestra sociedad, está arraigado el hecho de que
las madres sentimos que un padre nos "ayuda" con los quehaceres de la
casa y los niños, asumiendo en cierto aspecto que la responsabilidad absoluta
sería nuestra.
Pues bien, social o
psicológicamente esto puede tener muchas causas distintas; sin embargo y dado
que la ley es una manifestación de lo que oficialmente valoramos o
exigimos, consideramos que en este punto la legislación desde sus inicios
tiene gran influencia.
Actualmente y desde
una perspectiva laboral, podemos destacar que la legislación ha avanzado
considerablemente, pasando desde la nula regulación de los derechos de los
trabajadores y trabajadoras en lo que respecta al cuidado del recién nacido a
una que incluye derechos tanto para la madre como para el padre del bebé; sin
embargo, ese avance no ha contribuido en parte a la igualdad de trato entre
hombres y mujeres tanto en un aspecto laboral como social y cultural.
Al respecto, de
acuerdo a lo establecido en el artículo 197 bis del Código del Trabajo,
incorporado por la ley n° 20.545, las madres trabajadoras tienen derecho a un
permiso denominado "post natal parental" (que es posterior al permiso inicial de 12
semanas), el cual otorga la posibilidad de que la madre puede trabajar media
jornada y reincorporarse íntegramente a sus labores pasadas 18 semanas, utilice
íntegramente el período reincorporándose a las 12 semanas siguientes o,
traspasar algunos días del post natal parental al padre del bebé de acuerdo a
las condiciones que mencionaremos a continuación:
- Puede usar este beneficio un máximo de 6 semanas,
- Esas semanas deben utilizarse en el último
período del post natal; y,
- Los padres que usen este beneficio, gozarán de
fuero laboral por un período equivalente al doble de la duración de su permiso,
contados desde los 10 días anteriores al comienzo del mismo; sin embargo, este
fuero jamás podrá exceder de tres meses.
En relación al uso del post natal parental por los
mismos padres, podemos tanto estadística como experimentalmente concluir que no es un beneficio que se utilice en demasía, pudiendo
considerar como factores de esta tendencia, razones culturales, económicas, la
ignorancia propia del derecho y el motivo más fuerte según mi apreciación:
laboral, siendo en este punto donde me quiero detener.
El que sea un derecho
de uso facultativo, no obligatorio genera
que los padres sean reticentes incluso a considerarlo. Pedir permiso en el
trabajo para ausentarse entre 1 y 6 semanas es impensado, no sólo por un
aspecto económico (la mayoría de los hombres en este país gana más que una
mujer) sino que más bien de estabilidad laboral: los hombres temen que cuando
regresen a sus puestos y transcurra el plazo del fuero los puedan despedir, que
en el trabajo se desvalorice su función o que los consideren "poco
comprometidos con sus labores". Razones y motivos de temer hay muchos,
siendo muchos fundados y otros no, pero el miedo está latente y mientras este
derecho no apareje una obligatoriedad detrás de carácter irrenunciable, las
cosas seguirán siendo de la misma forma, generando consecuencialmente, que las
mujeres tomemos el mando en este respecto.
En Suecia, Finlandia e Islandia el tema es
diametralmente opuesto, los padres tienen el deber de estar un promedio de tres
meses criando y cuidando a sus bebés lo que claramente tiene una serie de
ventajas en muchos sentidos:
En primer lugar, el
padre asume un rol como propio y no como "auxiliar" de la madre,
pues que al estar 100% a cargo de sus hijos y de la casa tendrá que verse
enfrentado diariamente a los vaivenes que la vida en el hogar produce, resolver
problemas domésticos, en fin, un sinnúmero de desafíos que en su rol actual no
logra conocer; generando como consecuencia, una mayor valoración del trabajo
que se realiza en su hogar.
En segundo lugar, fomenta el apego padre e hijo. Esta es una de las consecuencias más hermosas de un
régimen de este tipo, que genera beneficios sorprendentes a largo plazo. El
hijo que cuenta con un padre 100% presente, que cubre todas sus
necesidades, con quien comparte y juega día a día, quien lo alimenta, lo
cuida, lo educa, se sentirá emocionalmente más contenido, más amado; es un niño
que en un futuro desarrollará libremente todas sus capacidades porque se siente
seguro, porque creció en un suelo afectivamente fértil, porque se siente
feliz.
Tercer lugar, equidad
laboral, punto
que considero relevante. La obligatoriedad del uso del post natal por parte de
los padres, sin contar los innumerables beneficios afectivos y familiares que
puede acarrear, promoverá una cultura de igualdad en el acceso a los puestos de
trabajo impresionante. Al respecto, si los empleadores saben que tanto hombres
como mujeres tendremos que hacer uso de este beneficio irrenunciable, quizás
unos un período más largo que otros pero obligatorio al fin y al cabo, la
discriminación negativa no va a tener asidero lo que considero sumamente
positivo porque eso generaría un impacto indirecto en los ingresos,
calificaciones, bonos y otros, ya que todos serán iguales laboralmente hablando
y los empleadores no tendrán justificación alguna para rebajar el trato a la
mujer (aunque tampoco deberían hacerlo hoy en día). Por su parte, también
promueve un mejor clima laboral hacia nosotras, una mejor observación de
nuestro desempeño como trabajadoras lo que claramente repercutirá en nuestra
autoestima.
Hay muchas razones más por las cuales sería
considerable promover una Reforma Laboral al respecto, ahora no existe planes
para ello sin embargo, si multidisciplinariamente nos unimos en pro de lograr
cambios promoviendo la equidad en la crianza de nuestros niños, quizás en un
mediano o largo plazo, logremos tener un mundo laboral más cálido, mujeres más
valoradas, hombres más cercanos y niños más amados y seguros.
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