viernes, 19 de junio de 2015

Post natal parental: expectativa versus realidad

Mucho se ha dicho respecto al tema de cómo la mujer aborda el compromiso paterno en la crianza de los niños. Generalmente, en nuestra sociedad, está arraigado el hecho de que las madres sentimos que un padre nos "ayuda" con los quehaceres de la casa y los niños, asumiendo en cierto aspecto que la responsabilidad absoluta sería nuestra. 

Pues bien, social o psicológicamente esto puede tener muchas causas distintas; sin embargo y dado que la ley es una manifestación de lo que oficialmente valoramos o exigimos, consideramos que en este punto la legislación desde sus inicios tiene gran influencia. 

Actualmente y desde una perspectiva laboral, podemos destacar que la legislación ha avanzado considerablemente, pasando desde la nula regulación de los derechos de los trabajadores y trabajadoras en lo que respecta al cuidado del recién nacido a una que incluye derechos tanto para la madre como para el padre del bebé; sin embargo, ese avance no ha contribuido en parte a la igualdad de trato entre hombres y mujeres tanto en un aspecto laboral como social y cultural. 

Al respecto, de acuerdo a lo establecido en el artículo 197 bis del Código del Trabajo, incorporado por la ley n° 20.545, las madres trabajadoras tienen derecho a un permiso denominado "post natal parental" (que es posterior al permiso inicial de 12 semanas), el cual otorga la posibilidad de que la madre puede trabajar media jornada y reincorporarse íntegramente a sus labores pasadas 18 semanas, utilice íntegramente el período reincorporándose a las 12 semanas siguientes o, traspasar algunos días del post natal parental al padre del bebé de acuerdo a las condiciones que mencionaremos a continuación:

- Puede usar este beneficio un máximo de 6 semanas,
- Esas semanas deben utilizarse en el último período del post natal; y, 
- Los padres que usen este beneficio, gozarán de fuero laboral por un período equivalente al doble de la duración de su permiso, contados desde los 10 días anteriores al comienzo del mismo; sin embargo, este fuero jamás podrá exceder de tres meses. 

En relación al uso del post natal parental por los mismos padres, podemos tanto estadística como experimentalmente concluir que no es un beneficio que se utilice en demasía, pudiendo considerar como factores de esta tendencia, razones culturales, económicas, la ignorancia propia del derecho y el motivo más fuerte según mi apreciación: laboral, siendo en este punto donde me quiero detener. 

El que sea un derecho de uso facultativo, no obligatorio genera que los padres sean reticentes incluso a considerarlo. Pedir permiso en el trabajo para ausentarse entre 1 y 6 semanas es impensado, no sólo por un aspecto económico (la mayoría de los hombres en este país gana más que una mujer) sino que más bien de estabilidad laboral: los hombres temen que cuando regresen a sus puestos y transcurra el plazo del fuero los puedan despedir, que en el trabajo se desvalorice su función o que los consideren "poco comprometidos con sus labores". Razones y motivos de temer hay muchos, siendo muchos fundados y otros no, pero el miedo está latente y mientras este derecho no apareje una obligatoriedad detrás de carácter irrenunciable, las cosas seguirán siendo de la misma forma, generando consecuencialmente, que las mujeres tomemos el mando en este respecto.

En Suecia, Finlandia e Islandia el tema es diametralmente opuesto, los padres tienen el deber de estar un promedio de tres meses criando y cuidando a sus bebés lo que claramente tiene una serie de ventajas en muchos sentidos: 

En primer lugar, el padre asume un rol como propio y no como "auxiliar" de la madre, pues que al estar 100% a cargo de sus hijos y de la casa tendrá que verse enfrentado diariamente a los vaivenes que la vida en el hogar produce, resolver problemas domésticos, en fin, un sinnúmero de desafíos que en su rol actual no logra conocer; generando como consecuencia, una mayor valoración del trabajo que se realiza en su hogar.   

En segundo lugar, fomenta el apego padre e hijo. Esta es una de las consecuencias más hermosas de un régimen de este tipo, que genera beneficios sorprendentes a largo plazo. El hijo que cuenta con un padre 100% presente, que cubre todas sus necesidades, con quien comparte y juega día a día, quien lo alimenta, lo cuida, lo educa, se sentirá emocionalmente más contenido, más amado; es un niño que en un futuro desarrollará libremente todas sus capacidades porque se siente seguro, porque creció en un suelo afectivamente fértil, porque se siente  feliz. 

Tercer lugar, equidad laboral, punto que considero relevante. La obligatoriedad del uso del post natal por parte de los padres, sin contar los innumerables beneficios afectivos y familiares que puede acarrear, promoverá una cultura de igualdad en el acceso a los puestos de trabajo impresionante. Al respecto, si los empleadores saben que tanto hombres como mujeres tendremos que hacer uso de este beneficio irrenunciable, quizás unos un período más largo que otros pero obligatorio al fin y al cabo, la discriminación negativa no va a tener asidero lo que considero sumamente positivo porque eso generaría un impacto indirecto en los ingresos, calificaciones, bonos y otros, ya que todos serán iguales laboralmente hablando y los empleadores no tendrán justificación alguna para rebajar el trato a la mujer (aunque tampoco deberían hacerlo hoy en día). Por su parte, también promueve un mejor clima laboral hacia nosotras, una mejor observación de nuestro desempeño como trabajadoras lo que claramente repercutirá en nuestra autoestima. 

Hay muchas razones más por las cuales sería considerable promover una Reforma Laboral al respecto, ahora no existe planes para ello sin embargo, si multidisciplinariamente nos unimos en pro de lograr cambios promoviendo la equidad en la crianza de nuestros niños, quizás en un mediano o largo plazo, logremos tener un mundo laboral más cálido, mujeres más valoradas, hombres más cercanos y niños más amados y seguros. 





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