miércoles, 2 de septiembre de 2015

El último mes del post natal

Este úlimo periodo ha sido de altos y bajos, el 24 de julio al fin me titulé de abogada y estaba feliz, muy feliz; sin embargo, cuando mis amigos y cercanos me comenzaron a recordar que ya quedaba poco más de un mes para volver a trabajar (28 de agosto, específicamente), el mundo se me vino abajo. 

Tengo la experiencia del reingreso laboral junto a mi hijo mayor; sin embargo, todos los casos son distintos y no se qué circunstancias rodearon este post natal en particular pero lo siento más intensdo que el primero, en todo sentido. Quizás influyeron factores como el hecho de tener que compartir y distribuir mis labores entre los dos niños, la circunstancia de que ya no tenía que estudiar para mi examen de grado porque ya lo había dado y la tesis estaba ok lo que claramente me permitía un regaloneo más continuo con Gabriel, el hecho de que sabía de los errores que había cometido anteriormente y no los estaba repitiendo en este período, la verdad es que aún no lo tengo claro pero no me sentía (ni me siento), preparada para dejarlo. 

La agonía como señalaba,. partió un mes antes, porque el universo conspira en contra de tu descanso, de tu desconexión, del paralelismo que vives y algo pasa pero de la nada...terminas aterrizando, te das cuenta que hay muchas cosas que no hiciste, que hay mucho tiempo que disfrutar, que hay muchas cosas por hacer, que no quieres dejar a tu bebé. 

La verdad es que hasta el momento no lo asumo, me cuesta pensar en retornar al trabajo y tener que dejar a mi hijo a cargo de un tercero; preferiría que mi marido se quedara con él, compatbilizando un post natal propio de un país desarrollado pero no, estamos en Chile y las condiciones son mejores, pero no suficientes. El mundo laboral regular es totalmente incompatible con la maternidad: el transporte público que genera que desplazamientos de media hora puedan ser de 1 hora promedio , las extensas jornadas de trabajo, la falta de emparía de algunos superiores que no conciben que una tenga que pedir permiso para ir a ver una obra al Jardín del pequeño o llevarlo al Pediatra, la falta de salas de amamantamiento y la forma de ejecución del trabajo pensado en tiempo más que en productividad, sólo motivan decisiones pro laborales por un tema financiero, más que por un asunto de convicción o compromiso con el lugar donde desarrollar tu aporte a la sociedad. 

Los pensamientos van y vienen a mi mente, aveces no se si renunciar, otras veces no se si seguir y tirar para adelante tratando de cambiar desde adentro algunas circunstancias que considero poco favorables para nosotras, aveces quisiera ver otras opciones, no se, creo que el agobio de este último período es alarmante, las preguntas, las resoluciones que debemos tomar, la mezcla de decisiones afectivas y prácticas generan confusión y mucha preocupación en nosotras, sin contar que en mundo de 30, cada vez más reacio a formar familia la competencia en el mundo laboral se vuelve brutal y el hecho de tener hijos ( y pequeños) se convierte en un filtro natural para muchas instituciones, lo que nos acota las posibilidades de cambio (en los casos que estemos pensando en ello). 

No tengo actualmente muy claro el panorama, todos los días despierto con una idea diferente lo que hace que más difícil el retorno; sin embargo, si algo puedo concluir es que el tiempo pasa volando y los primeros meses son esenciales para la formación de la personalidad, de la seguridad y el apego del bebé así que aprovechemos lo más que podamos la compañía de ellos y que las decisiones laborales o económicas sean tomadas en el último momento. 

No permitamos que este tipo de situaciones afecte nuestro descanso, nuestra labor de madres, nuestro tiempo con nuestros hijos. 








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